
Hace muchos años, cuando era pequeño, escuchábamos las campanadas de fin de año por la radio, mientras mi padre iba marcando cada campanada golpeando con una cuchara sobre una botella. Luego ya con la televisión, veíamos la primera cadena (la única que había antes de la llegada del UHF) que la retransmitía desde la Puerta del Sol de Madrid.
Según la Wikipedia, las doce uvas es una tradición española, y en sus orígenes alicantina, desde 1909 en el que unos viticultores alicantinos la iniciaron para dar salida a un excedente de cosecha. Consiste en comerse una uva cada campanada que da el reloj a las 12 de la noche el día 31 de diciembre.
En España se utilizan uvas frescas, pero en otros países, como en Argentina, se comen doce uvas pasas.
Aunque el porqué de ser doce no se tiene claro si es por los «doce meses», una uva por cada mes, o si es por las “doce campanadas”, evidentemente, una uva por cada toque de campana.
Según la tradición, el que se coma las doce uvas al compás de las campanadas tendrá un año próspero. Durante muchos años, sobre todo cuando sólo existían las dos cadenas de televisión pública, se televisaba desde la Puerta del Sol de Madrid «las doce campanadas», porque la tradición se inició frente a este reloj.
Ciertas casas comerciales vieron en esto una buena oportunidad y a principios de los años 2000 comenzaron a comercializar botes con doce uvas, peladas y sin pepitas.
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Esta entrada fue publicada el 31 de diciembre de 2007 en nuestro blog Gastronomía con los cinco sentidos.
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